miércoles, 15 de agosto de 2012

Ya no entiendo nada, pero no me importa.

Hay muchas cosas que no entiendo en este mundo:
No entiendo por qué a las buenas personas les suceden cosas malas.
No entiendo por qué la gente tiene que hacer grupos para sentirse mejor.
No entiendo cómo la gente rica acumula tanto dinero y otros no saben si comerán mañana.
No entiendo casi nada de lo que me rodea, pero todo eso dejé de cuestionármelo cuando otra duda invadió mi mente:
No entiendo por qué sigues aguantándome ni cómo me miras igual que la primera vez.
No entiendo la paciencia que tienes conmigo.
Pero he decidido dejar de preguntármelo todo. Me he heco la promesa de que disfrutaré de ti, que aprovecharé todo el tiempo que este imcomprensible mundo me brinde y te lo dedicaré.
No voy a volver a cuestionar tus motivos para estar a mi lado, siempre y cuando estés conmigo.


lunes, 16 de julio de 2012

¡He estado en Nunca Jamás!

Anoche, mientras intentaba conciliar el sueño, escuché un pequeño ruido. Encendí la luz y me froté los ojos antes de abrirlos.
En la repisa de mi ventana vi a tres seres tan pequeñitos como mi dedo meñique. ¿Qué era eso? Brillaban con luz propia y llevaban vestidos de colores vistosos. Esos tres seres estaban paralizados, mirándome. Les había descubierto. Me acerqué y abrí la ventana.
-¡Buenas noches!-me presenté.- Soy...
Uno de los seres rió. Sabían mi nombre, lo sabían todo sobre mí. Me miraron de arriba abajo y, después, formaron un corro para cuchichear. Yo intenté asomar la oreja pero no logré entenderles. Me propusieron un trato: me llevarían a Nunca Jamás si juraba guardar el secreto. ¡Claro que sí! Me enseñaron un pequeño agujerito que había al lado de mi ventana: era la puerta hacia Nunca Jamás. Pero... ¿cómo iba a entrar yo por ahí? 
Una de las tres hadas esparció polvos mágicos por encima de mí y, de repente, me vi menguando hasta ser como ellas. Estaba preocupada, ¿volvería después a mi tamaño original? 
Entramos por el agujerito y en pocos segundos, me encontré en Nunca Jamás. ¡Qué lugar tan bonito! Me encantaría que el mundo fuera así. El aire huele a flores y el sonido de las cascadas ameniza los paseos de los lugareños. No hay malentendidos, ni enfados, ni enemigos. Todos colaboran para que las cosas marchen bien. La única moneda de cambio que hay son las sonrisas. 
Son felices con cualquier detalle, allí, no saben lo que es el consumismo. Sus vestidos son pétalos de flores y hojas de árboles.  El mejor regalo de cumpleaños es una tarta casera.
Son amables y agradecidos. Cada noche, celebran una fiesta. ¿El motivo? ¡Poder estar vivos compartiendo su vida con el resto! Bailan, cantan y, sobre todo, sonríen. 
La hora de que me fuera había llegado. Me despedí de las hadas con un par de lágrimas, me daba pena, habían sido tan amables... Les di un abrazo y las gracias por una noche tan maravillosa. Volví a meterme por el agujerito y vi mi ventana. Saqué de mi bolsillo un saquito que las hadas me habían entregado y me esparcí los polvos que contenían por encima de la cabeza. ¡Volví a mi tamaño!
Esta mañana me he despertado pensando en las hadas. He mirado a mi alrededor, todo era igual que siempre. ¿Lo había soñado o de verdad había estado allí? Me asomé a la ventana y, en la repisa había un pequeño papelito. Acuérdate de guardar el secreto, decía.

martes, 19 de junio de 2012

domingo, 6 de mayo de 2012

You. Always you.

Como un disco rayado, el sonido de una alarma, los gritos, risas y secretos en la calle. Todo se repite.
Me siento encerrada en un ciclo sin salida, obligada a hacer siempre lo mismo, sin posibilidad de avance.
Tú me miras, yo hace tiempo que te observo a escondidas, pero finjo haberte visto hace dos segundos.
Te sonrio, nunca saludo, me da miedo no acertar con las palabras. ¿Qué debo hacer? Quizá un "hola" sea muy soso y un "¿qué tal?" suene muy desesperado. Por eso, sonrio. Y tú también lo haces.
Poco a poco conseguiste que, aún sin conocerte, me hiciese más ilusión que el día anterior verte.
Y aquí estoy, mirándote desde hace cinco minutos, fingiendo que acabo de verte, sonriéndote y deseando que seas tú el que rompa este silencio.
Y, de nuevo, me prometo que esto será lo último que te escribo, como cada día hago.

sábado, 21 de abril de 2012

Hoy es uno de esos días pesimistas que, de vez en cuando, me dan.
Pero, me he dado cuenta de que si he llorado, es porque mañana no voy a poder parar de reírme. 
Si hoy estoy enfadada con el mundo, mañana tendré la extraña necesidad de dar mil abrazos a los que me rodean. 
Si hoy sólo tengo ganas de quedarme en la cama, es porque mañana el Sol va a hacerme deslumbrar. 
Si las nubes me impiden ver las estrellas, es que voy a ver una estrella fugaz a la que pedir un deseo. 
Si no he comido nada, mañana van a regalarme una bandeja llena de pasteles.
Si hoy no te he visto, quiere decir que mañana vas a darme un millón de besos.
Pensar en esto, me hace sonreír, mi día pesimista, ya se ha esfumado porque nada, absolutamente nada, es blanco o negro, siempre hay un pequeño detalle de color rosa en medio.

viernes, 13 de abril de 2012

Obstáculos.

¿Cómo es posible? Sentir rabia por alguien a quien apenas conoces. No es esa rabia de odiar a alguien. Sientes rabia hacia los demás, porque pueden estar con esa persona y tú no.
Pero no es culpa suya, ¿verdad? ¿Y tuya?
No es como si estuvieses obsesionada o algo así. No. Puedes vivir sabiendo que esa persona no está contigo, que está en otro lado. Pero cuando sabes lo que hace, y que lo hace sin ti, cambia tu forma de ver las cosas.
No te importa el hecho de que él esté con sus amigos, sino que sus amigos estén con él. Que pueden disfrutar de él y tú no. Que no se dan cuenta de lo que vale. O igual sí y por eso son sus amigos.
Hay veces que hasta te cabreas con la vida, por haberle puesto en tu camino.
Es como estar atrapada en una isla, sólo hay un puente de salida y está bloqueado por una roca. Tú quieres salir y buscas desesperadamente una vía de escape que no esté cerrada pero no hay ninguna. Ves el puente. Ves la roca. Ves que no hay otro camino. Giras la cabeza, sigues buscando otra forma de salir de la isla. Sabes que no vas a encontrar ninguna, pero lo intentas.
Así es como funciona. Te empeñas en darte la vuelta y decirte a ti misma que no te importa. Miras hacia otro lado. Pero sabes que, en algún momento, tendrás que cruzar ese puente, atravesar el obstáculo. “Algún día” piensas.

Y cada vez que le ves, te engañas pensando lo mismo. Y cada vez, buscas otra forma de salir de la isla a sabiendas de que no hay ninguna más. Y otra vez, giras la cabeza.

domingo, 25 de marzo de 2012

Little things make the diference...

Cuando era pequeña, aprendí a sumar y restar, a conjugar verbos y hablar bien, a la velocidad a la que tiene que ir un cuerpo para alcanzar a otro, cómo es el ser humano o las reacciones que se dan en el.
Al principio, todos esos conocimientos me parecían inútiles, creía que en la vida, jamás, los iba a necesitar.
Ahora me doy cuenta de lo importante que es saber esas cosas.
Sé como sumar uno y uno, también como restar dos menos uno.
Hablo perfectamente y sé cuando utilizar el "nosotros" o, si lo necesito, sólo el "yo".
Comprendo, al fin, que iba demasiado rápido y que el golpe iba a ser duro.
Ya conozco los puntos débiles de mí misma y que, si alguna vez me gustaste, no fuiste tú, sino que era a causa de la química.
Pero no todo lo aprendí en el colegio: no me enseñaron el daño que te pueden causar esos conocimientos.
No me gusta saber que "nosotros" menos "tú" es igual a "yo", que "tú" más "otra" es igual a "vosotros".
Y, a veces, pongo en duda lo que me enseñaron cuando me opongo a pensar que fue la química lo que nos unió y no el destino.

jueves, 15 de marzo de 2012

Sueña...

Prométeme un millón de estrellas y que no me dejarás.
Dime que hay un mundo arriba, en las nubes, y que será nuestro próximo destino de vacaciones.
Enséñame el camino de baldosas azules y blancas que llevan a un lugar que nadie más conozca.
Estate conmigo cuando no sea capaz de reirme por cualquier cosa, cuando no quiera hablar ni escuchar música.
Cuéntame otra vez los planes que tienes para nosotros, quiero que vuelva a sonar en mi cabeza esa melodía que me recuerdas cuando te lo pido...